miércoles, 28 de mayo de 2008

Elicura - Yo te canto

Bueno, este no es un nuevo número de La Bicicleta sino que es simplemente un disco de Elicura que un amigo que conocí a través del blog ha ripeado desde un cassette y que me ha pasado para compartirlo. Además, para que quien sepa algo de este grupo pueda tomar contacto con este amigo. Su nombre es Luis Fierro y le pueden escribir a lgfierro@vtr.net o dejarle el recado en este mismo blog. Como prefieran.

Elicura fue uno de esos grupos que conocimos en esos años y que por alguna razón, tampoco tuvieron un cancionero en La Bicicleta o algo parecido. Pero sus canciones fueron muy conocidas, al punto que una de ellas fue utilizada por Alberto Plaza, claro que le puso edulcorante y le cambió la letra. Era que no, en alguien como Alberto Plaza. En fin. El tema es que estos seminaristas (eso se decía que eran) hacían muy hermosas canciones y profundamente comprometidas con el verdadero humanismo cristiano. A quienes les traigan buenos recuerdos, que las disfruten. Y ya saben. Avísenle a Luis cualquier dato que tengan sobre lo que ha sido de estos músicos.

Aprovecho de felicitarlos y felicitarme por haber superado las 25.000 visitas. Fue hace unos días y no reparé en ello hasta ayer. Supongo que hay que celebrar estos hitos en la blogósfera. Cuando lleguemos a las 500 visitas diarias es cuando daremos el gran salto, jajaja.

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martes, 20 de mayo de 2008

Revista La Bicicleta Nº 34 (mayo de 1983)

El número 34 de La Bicicleta salió en un mes y un año muy especial para nuestro país: mayo de 1983. Cómo no recordar ese miércoles 11 de mayo de aquel ya mítico año de 1983. Mmm, no recuerdo qué clases tenía ese día en el liceo pero no asistí y me quedé escuchando la radio Cooperativa. Cuando comenzaron a dar la información de la inasistencia en los colegios, liceos y universidades, me emocioné. Porque aunque siempre supuse que los opositores a la dictadura éramos mayoría, el miedo generalizado, el conformismo y la indiferencia me hacían dudar del éxito de una movilización masiva. Hasta entonces mi experiencia se limitaba a dos cosas: una participación en una organización de secundarios que ni siquiera aparece mencionada en el documental "Actores secundarios". Supongo que debido a lo insignificante que sería. Era la AEM (Agrupación de Estudiantes Medios). Me invitó un compañero de colegio y comencé a participar en ella. Tiempo después alguien me dijo que estaba vinculada al MIR. La verdad es que no lo supe. Mi otra experiencia fue en un núcleo de "La Chispa", una de las facciones del antiguo Partido Socialista, núcleo que se formó a mediados de 1983 con cabros provenientes de varios lados y en el que estuve hasta que agarraron a la dirección y quedamos descolgados. Tenía 16 años en esa época y sólo sabía que se venían tiempos de muchos desafíos para el país. Recuerdo haber pasado tardes enteras armando "miguelitos" que luego había que salir a lanzar en la madrugada para impedir que circularan vehículos. En mi barrio se formó una coordinadora que agrupaba a varias organizaciones sociales, lo que hizo posible mejorar la eficacia de nuestras acciones de protesta. También levantamos un comité de DDHH que llevaba el nombre de un poblador de una villa cercana a la mía que fue asesinado por Carabineros: Juan Antonio Aguirre Ballesteros. El comité funcionaba al alero de una parroquia que quedaba cerca de mi casa. Muchos amigos que hasta entonces se habían mostrado indiferentes a la política o a la situación del país, comenzaron a involucrarse de varias formas en la lucha contra la dictadura. De verdad fueron tiempos demasiado hermosos para mí. Probablemente a esa edad no dimensionaba los riesgos a los que nos exponíamos todos. Me acuerdo de un cabro de la población que quedaba en frente de la mía, que venía llegando del servicio militar y que era medio loco. Una noche de protesta actuó como un verdadero comando cuando teníamos cortada la calle con barricadas y a unas 6 cuadras estaban los milicos disparando balas de verdad. El "Kalalo" (así lo conocíamos), aunque sin formación política, esa noche prestó una ayuda importantísima. Curiosamente, y al revés de lo que le debe pasar a la mayoría, mi llegada a la universidad algunos años después me significó un cierto inmovilismo. Ya no formaba parte de ninguna orgánica política ni tampoco me interesaba mucho y diría que me agarró un cierto desencanto posmoderno, jajaja. Fue a partir del año 1986, que supongo que marcó un antes y un después en la vida de muchos. Nunca me resultó igual una protesta como universitario que las que viví en mi propio barrio. En fin, podría seguir recordando esos años memorables pero no es el tema de la revista ni del blog.

Bueno, vamos al contenido de este número. Trae de cancionero a uno de mis cantantes favoritos en esos años: León Gieco. Debo reconocer que pese a tener casi todos los discos de Gieco, en especial los más antiguos, hoy no suelo escucharlo. A veces me pregunto por qué y creo que se debe a que fue uno de los que más escuché en esos años. El empezó a sonar en Chile en el año 1981 ó 1982. De hecho recuerdo que vino este último año a Chile. Tanto me gustaba que debe ser el único cantante del que me sé en guitarra casi todas sus canciones. Al menos las más antiguas. Pienso que por eso mismo hoy no lo escucho mucho, jajaja. Quedé saturado con "el Dylan de Sudamérica", como dicen que lo bautizaron en Estados Unidos una vez que se presentó por allá. Bueno, el asunto es que este cancionero viene dedicado a él y trae una interesante artículo de Antonio De la Fuente y otro de Álvaro Godoy quien es, era que no, el autor de los acordes para guitarra.

Hoy, Internet mediante, parece no ser muy novedoso lo que se lee en el artículo pero hay que recordar que para quienes crecimos en esos años, lo que encontrábamos en revistas como La Bicicleta y otras, era valiosísimo. Bueno, no sé si a mucha gente le guste León Gieco pero yo habría escogido otras canciones para el cancionero preparado por Álvaro Godoy. De todos modos, son muy buenas todas. Por cierto, no podía estar ausente el trilladísimo "Sólo le pido a Dios", popularizado en Chile por Gervasio. Ni tampoco "Cachito campeón de Corrientes", que fue otro de los temas famosísimos de Gieco en esos años. Aquí les dejo un video en el que aparece un muy joven León Gieco, cantando "Hombres de hierro" en el "Woodstock argentino", el festival B.A.ROCK de 1972.



Gieco siempre me cayó bien, además de gustarme mucho su música. Debe ser porque nunca se las dio de divo, ni de artista ni nada. Más bien siempre me pareció un obrero de la cultura. No sé si alguna vez le escuché o leí algo así pero de verdad que proyectaba esa imagen. Era un tipo humilde, que vivía en un barrio sencillo y que le cantaba a la gente común ¿Cómo no me iba a hacer sentido? Me dieron ganas de cargar algunos discos de Gieco en mi mp3 para escucharlos esta semana. Aquí les dejo las canciones que se incluyen en este cancionero, de modo que podrán escucharlas y tocarlas. Están ripeadas a 192 kbps directamente de los CD originales. Obviamente que si lo prueban y les gusta, pueden comprar los discos de León porque él vive de la música. Descargar desde aquí

En cuanto a los restantes artículos, viene uno sobre la Revolución Islámica. La verdad es que hoy probablemente algo así le hubiese costado al menos una amenaza de muerte al editor del artículo (Antonio De la Fuente). Afortunadamente ene esa época las posibilidades de difusión global de una revista como ésta eran limitadísimas y ningún dirigente iraní, ni ningún grupo fundamentalista, se enteró de cómo les estaban tomando el pelo en una revista publicada en Chilito. Claro, Antonio "Delaefe" seleccionó textos del Ayattolah Jomeini en los que se hace referencia a cosas tan triviales como la manera de orinar y defecar. Hace tan solo 25 años esto del cosmopolitismo, la diversidad cultural y otras yerbas no eran aún parte del sentido común. No tengo nada contra el uso de la ironía pero pienso que ridiculizar a otros pueblos o sus líderes porque simplemente no comulgan con nuestras propias creencias, no es precisamente una muestra de apertura para una revista cultural como La Bicicleta. Bueno, en todo caso no hay que exagerar. Todos tenemos nuestros propios prejuicios. Recuerdo haber leído que Michel Foucault fue sumamente criticado en Francia porque hizo una apología del movimiento que llevó a la revolución islámica. Claro, antes de que el régimen fundamentalista terminara convertido en una férrea teocracia. En fin, mejor leer esta crónica y reirse un poco, mientras podamos hacerlo sin que nos amenace de muerte algún líder musulmán.

Otro artículo interesante, y también muy polémico, es uno escrito por Marilu Krebs y Álvaro Godoy en el que abordan el naturismo. Eso mismo. Antes de la proliferación de "veganos" y otros especímenes, La Bicicleta nos presenta a macrobióticos, vegetarianos, naturistas y otros seres parecidos. Todos ellos rechazan el pecado de la carne, jajaja. Todos ellos parecen rechazar a la diosa proteína pues afirman que es una deidad idolatrada en Occidente (por cierto, Chilito seguramente lo consideran parte de Occidente). De ahí la defensa de las vitaminas, del salvado de cuanto grano exista y de todo aquello que suponen es mejor para nuestro cuerpo. Recuerdo que cuando adolescente me dio también por el naturismo y me duró unos meses hasta que me llevaron donde una prima nutricionista que le dijo a mi mamá que yo estaba a un paso de estar en un estado de desnutrición. En todo caso no fue por el artículo de La Bicicleta que me las di de naturista sino por la nefasta influencia de los amigos, como diría cualquier madre. Pero bueno, aquí se aborda seriamente el tema y se consulta a varios especialistas que hablan de lo saludable de una dieta que prescinda de las carnes y los productos demasiado elaborados. Siempre me ha parecido raro que se critique el consumo de carne o se alaben las propiedades del centeno frente a las del trigo, cuando cualquier estudiante sabe que si no hubiese sido por esos alimentos, la humanidad probablemente no habría tenido muchas posibilidades de sobrevivir. De todos modos, como casi en todo, lo mejor es disfrutar sin abusar. Allá cada cual con sus parrilladas de carne o de legumbres, jajaaja.

Otro artículo de interés reune testimonios de soldados argentinos que vivieron la guerra de las Malvinas. A un año de la desastrosa aventura de los generales golpistas en Argentina, La Bicicleta recuerda el acontecimiento con la mirada del que fue combatiente y sufrió los rigores de una guerra de verdad. Antonio De la Fuente es el autor del artículo.

El último artículo que trae este número de la revista, corresponde a una entrevista con el psiquiatra chileno Claudio Naranjo, quien se explaya sobre misticismo, desarrollo espiritual, budismo y psiquiatría. Hoy no me cabe duda que La Bicicleta fue probablemente la primera de las revistas chilenas en la que se difundió la cultura de la denominada "New Age". El autor del artículo no podía ser otro que Eduardo Yentzen, a quien le convencían mucho estas mezclas de orientalismo y psicología. No tengo nada contra las búsquedas espirituales ni contra los psicólogos y psiquitaras que encontraron su inspiración en la Costa Oeste de Estados Unidos, pero me resultaban demasiado ajenos y hasta el día de hoy lo siguen siendo. De todas formas, les dejo un video en el que Naranjo habla sobre la educación. Por cierto, muy apropiado para la actual coyuntura chilena.



Las noticias sobre la actividad cultural, la aventura de Supercifuentes y los comentarios sobre libros y discos, completan este número. Solo quisiera destacar aquí una carta al director que apareció en este número de La Bicicleta y que cuando la leí en esa oportunidad me hizo mucho sentido. La escribió un estudiante de ingeniería de la Universidad de Concepción, Carlos Pérez Alvarado, y planteaba una crítica a la línea editorial de La Bicicleta en lo que se refiere a sus gustos musicales y la forma de tratar expresiones artísticas y culturales alejadas de dicha línea. Todo esto fue a causa del reportaje que apareció en un número anterior sobre el punk. ¿Lo recuerdan? El artículo sobre el "Caballo de Troya", un pub holandés que reunía a los jóvenes punks. Pues bien, Carlos en su carta hace ver lo prejuicioso de los muchachos de La Bicicleta, que simplemente parecen menospreciar expresiones culturales que vayan más allá del canto Nuevo y de lo que ellos mismo denominaron como "gringos choros" (los ascépticos Simon and Garfunkel o los folklóricos Dylan y Báez). Este ofuscado lector de La Bicicleta reclamaba por la poca consideración a la vanguardia musical que provenía de la vertiente del punk. Mencionaba varios grupos, entre los cuales aparecen los Dead Kennedys (tengo un disco de ellos), UB-40 (que tocaron en San Carlos de Apoquindo en 1989), los B'52 (que me parecen más new wave que punk) y mis favoritos: The Clash. Tal vez por eso me hizo tanto sentido la carta. Porque aunque no fui un punky ni nada parecido, siempre me gustaron los Clash. Hasta el día de hoy. Y nunca La Bicicleta les dedicó un cancionero. Como sí lo hicieron con grupos como Pink Floyd, Yes y hasta con los "chetitos" Soda Stereo (¡puaj!). En fin. Que me sentí interpretado por Carlos y su defensa de la apertura a otras expresiones musicales. Permítanme rendir un tributo a Joe Strummer (1952-2002) líder, guitarrista y vocalista de The Clash. Hace tiempo encontré este video en el que a la interpretación de una de las más lindas canciones de Bob Marley (Redemption Song), se le suma un hermoso homenaje a Strummer. La canción aparece en el disco de Joe Strummer and The Mescaleros que se editó en el año 2003 en forma póstuma y que se llama "Streetcore". Es un gran disco realmente. Ojalá les guste el video.



Bueno amigos, disculpen lo largo del comentario pero parece que me entusiasmé. Aquí les dejo este nuevo número y los invito a dejar sus comentarios, sugerencias o lo que sea.

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lunes, 5 de mayo de 2008

La Bicicleta Nº 33 - abril de 1983


Lista de preferencias

De las alegrías, las inesperadas
De las pieles, las no arrancadas
De los cuentos, los incomprensibles
De los consejos, los inaplicables
De las muchachas, las nuevas
De las mujeres, las infieles
De los orgasmos, los no simultáneos
De las enemistades, las mutuas

Bertold Brecht


El poema de Bertold Brecht que encabeza este comentario corresponde a uno que musicalizara Isabel Parra, a quien se le dedica en este número de abril de 1983 el cancionero y dos artículos. Uno de ellos corresponde a una entrevista que le hizo Renée Chevroux en la ciudad de París y en la que habla de su doloroso exilio y la nostalgia por Chile. Como cientos de miles de chilenos en el mundo entero, Isabel sufrió un exilio que distaba bastante de ser esa experiencia de llevar una cómoda vida en una ciudad cosmopolita de país desarrollado. Es probable que para algunos, en especial quienes provenían de un medio pequeño burgués intelectual, el exilio no haya significado grandes tormentos. Pero para la gran mayoría fue insufrible. Da pena pensar en lo que debe haber significado el exilio para los miles de obreros y campesinos que debieron salir forzadamente de Chile y tener que reconstruir sus vidas en un país extraño. Ni el nivel de vida de los países nórdicos, ni la solidaridad de los países socialistas ni la cultura al alcance de la mano que ofrecían ciudades como París o Roma fueron suficientes para mitigar el dolor del desarraigo. Las historias que conocimos a través de la prensa siempre fueron las de los conocidos y famosos (políticos, artistas, intelectuales, etc) pero pocas veces se habló de aquellos que simplemente provenían de la base o que no ocupaban cargos de grandes responsabilidades en sus organizaciones. En fin, la entrevista a Isabel lleva a pensar en esa otra cara del exilio chileno. El de los que volvieron sin doctorados ni cargos en organismos internacionales, o que simplemente nunca pudieron regresar a Chile. Junto a la entrevista, también se incluye un breve artículo de Álvaro Godoy sobre Isabel en su condición de exponente de la Nueva Canción Chilena.

Otro artículo interesante es el de Antonio De la Fuente sobre Clotario Blest (1899-1990), quien en ese entonces tenía ya 83 años y vivía en condiciones de asceta cerca de donde el Colectivo La Bicicleta también vivía. En el barrio San Isidro, en el centro de Santiago. Don Clotario fue toda una leyenda del sindicalismo chileno. Fundó en 1943 la ANEF y en 1953 fue uno de los fundadores de la CUT; no de la actual sino que de la histórica, la única. Es muy curiosa la figura de Clotario Blest porque era una mezcla de dirigente sindical y asceta. Defendió la independencia del movimiento sindical frente a los partidos políticos, fue uno de los fundadores del MIR, fue seminarista, era un cristiano que pretendía vivir conforme al Evangelio y admiraba a Gandhi y su principio de la no violencia activa. Una vez un amigo mío se topó con él en la calle y se le quedó mirando como para saludarle pero Don Clota parece que andaba malhumorado ese día porque lo único que hizo fue mirar feo a mi amigo y decirle: "¡qué mirái huevón!" Cuando mi amigo me contó, me dio mucha risa y pensé en lo mucho que distaba esa reacción de la imagen que teníamos de él. Es como haberse encontrado con Jesús y que también te echara un garabato por solo mirarlo raro.

Forma parte del artículo una selección de términos realizada por Pedro Armendáriz con definiciones acuñadas por el histórico dirigente sobre temas tan variados como la paz y la revolución.

En este número de abril La Bicicleta venía cargada al misticismo oriental. Ello porque Antonio "Delaefe" y un tal Charly Chang hicieron una selección de textos de célebres pensadores y poetas chinos (desde Lao Tse hasta Mao Tse Tung). Además, Eduardo Yentzen escribe otro artículo titulado "Maestros de Oriente para Occidente", refiriéndose especialmente a las ideas de Maharaj-Ji y Raj-Neesh. Por cierto, supongo que Eduardo incluye Chile en Occidente (y no haciendo referencia a su localización geográfica precisamente), aunque para la mayoría de los europeos no seamos occidentales en términos culturales. En fin, el artículo de Yentzen es bastante condescendiente con las ideas místicas de estos "maestros" orientales. Recuerda incluso al famosísimo Maharishi, quien fue durante algunos años el guía espiritual de los Beatles y otros conocidos músicos. De más está recordar que el susodicho maestro cobraba bastante dinero por sus servicios espirituales y que hasta el día de hoy, cada uno de los "maestros espirituales" que vienen a dar conferencias para expandir la mente o cualquier cosa semejante, lo hacen en algún conspicuo centro de eventos y cobrando más caro que estrellas del pop. Mmm, debo reconocer que las moda espiritualistas venidas de Oriente nunca me han convencido. Será que soy demasiado materialista o simplemente ignorante pero intuyo que para poder explorar esas formas superiores de conciencia se requieren formas "superiores" de vida que sólo se las puede permitir la gente ABC1. Los demás están mucho más preocupados de cómo llegar a fin de mes como para estar pagando la entrada a un encuentro místico con el gurú de turno. Pero dejando los prejuicios de lado, algo habrá de interesante en estas ondas orientalistas que tanta gente está dispuesta a pagar por acceder a ellas. Es como el chiste del infierno: se debe pasar muy bien ahí porque hasta ahora nadie ha vuelto.

Otro artículo raro es el de Mariano Maturana sobre un tal Panchito Reyes y la new wave. Nada parece indicar que se trate del ya maduro galán de teleseries chileno sino que es alguien que tuvo la desdicha (o fortuna) de vivir su exilio en Escocia. Maturana se lo encontró en un bar de Amsterdam y da igual si realmente existió dicho personaje. El asunto es que le sirve de pretexto para escribir un rarísimo artículo sobre la identidad o la no-identidad de quienes debieron pasar por la experiencia del exilio.

En las cartas al director sigue la discusión sobre el Combate de La Concepción y los valores, que va en su tercera etapa ya.

Para terminar, una jocosa presentación de la moda de media estación que presentan los miembros del colectivo La Bicicleta. Resultó muy chistoso en verdad verlos modelando trajes estrafalarios y más risa dan los nombres de los modelitos que proponen, jajaja. Muy bueno en verdad. Los del The Clinic deberían hojear La Bicicleta y así copian esta idea, que era bastante divertida en verdad.

Vuelven las aventuras de Supercifuentes, quien termina preso con un "mani-festante" que cayó detenido por vender maní en una fiesta, jajaja. Bueno, les recuerdo que dejen sus sugerencias, comentarios o lo que sea. Siempre son bienvenidos.

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